Reconozco que no tuve muy buen comienzo con la cervecera canadiense Indie Alehouse, pero ¡ojito!, porque han vuelto para resarcirse.
Hace unos días, escudriñando a fondo las neveras de la General de Begudes de Valldoreix, me topé con este ejemplar de su Ritual Madness, la interpretación de los de Toronto del estilo Flanders Red Ale. Soy más partidario de consumir Flanders Red Ales belgas -que las suelen clavar- que no de arriesgarme a consumir interpretaciones de otros países, que en numerosas ocasiones suelen acabar en fiasco. No obstante, tenía muy buen recuerdo de la magnífica Oud Bruin de sus compatriotas Les Trois Mousquetaires, así que me pudo la curiosidad.
La joyita es un blend de un lote de cerveza joven y un segundo envejecido en barrica durante dos años. Ambas llevan mosto de uva. A todo esto me pregunto si la cosa no tendería más hacia una Oud Bruin que no hacia la Flanders Red Ale.
Descorcho y sirvo en copa TeKu (qué buena inversión en glassware). Presenta un color pardusco con tendencia a lo rojizo. Carbonatación abundante. Corona de espuma gruesa, tupida, compacta y persistente de color pergamino.
En nariz nos saluda el Sr. Acetobacter. En boca es una cerveza compleja y bastante completa a nivel de sabores y matices. La cerveza se presenta notablemente ácida, sin que llegue a chirriar en ningún momento. El ácido acético también tiene una buena cuota de protagonismo, pero sin que el sabor a vinagre solape el resto de matices. Fondo maltoso rico, dulce y acaramelado, con un puntito tostado. La uva aporta sabores que nos inducen a la locura. Encontramos un puntito de vino dulce vivo y tintineante, notas de moscatel y de uva pasa y matices afrutados muy ricos. Notas de madera, cuerazo, y con el alcohol integradísimo (8,0%). Una joyaza. Comprada refrigerada por 11,50€. Botella de 50cl.
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