Volvemos con Schlenkerla, que últimamente están de un prolífico que da gusto. Todavía me faltan varias de las novedades que han sacado, pero bueno, ya las iremos adquiriendo todas con la calma. Tampoco hace falta que acabemos cirróticos.
Además, con la reseña de hoy me voy a dar el gustazo de abrir la etiqueta de Rotbier, estilo que se me resistía. Cabe añadir, que viniendo de Schlenkerla, no va a ser una Rotbier muy ortodoxa por el hecho de llevar el componente ahumado.
Vale la pena echarle un vistacico a la web de Schlenkerla y leerse lo que explica acerca de las Rotbiers, cervezas que, por su compleja elaboración, dejaron de elaborarse en el Siglo XIX. Afortunadamente en 1997 se resucitó el estilo.
La joyita se titula Aecht Schlenkerla Weichsel, y para sorpresa de todos no se trata de una Rauchbier. En esta ocasión los de Bamberg no han ahumado las maltas con madera de haya, sino que lo han hecho con madera de cerezo.
Pues nada, al lío. La sirvo en mi jarrita de hoyuelos. Se muestra ante el mundo con un color entre el ambarino oscuro y el caramelo, con destellos rojizos. Límpida y sin turbideces. Carbonatación abundante. Corona de espuma compacta, cremosa y persistente de color pergamino. Al asomar el napial podemos disfrutar del característico aroma ahumado marca de la casa. En boca es una cerveza de sabor intenso pero de alta bebestibilidad. El sabor es claramente ahumado, quizás no tan dominante como en otras cervezas de la marca, y con un puntito dulce y acaramelado suave y agradable. Quizás haya sido la autosugestión, pero durante toda la degustación me ha ido viniendo un saborcillo a cerezas que me ha volado la cabeza. Puntito de bayas dulce, fresco y agradable. Increíble. De las que más he disfrutado de Schlenkerla, que ya es decir. Como diría el compañero bloguero turófilo: "directa a favoritos". 4,6%. Comprada en Beerstore Barcelona por 2,85€. Botella de 50cl.
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