Y sigo con la turra de las cervezas Kellerbier, en esta ocasión cambio de monasterio y me voy al de Bamberg. Primera toma de contacto con la Klosterbräu de dicha localidad francona. Llevan en activo desde 1533. Quizás he tardado un pelín en traerlos al blog, pero que bueno, más vale tarde que nunca.
De las cinco variedades que dispone su catálogo regular, empezamos con su Kellerbier, que madura en la propia bodega de la cervecería, la más antigua de Bamberg. La receta lleva malta Pilsner, Münchner y Caramel, así como los lúpulos Hallertauer Perle y Hallertauer Tradition.
La sirvo en jarra de hoyuelos. Presenta un color dorado subido, de tonos anaranjados (20 EBC) y con la turbidez característica de las Kellerbier. Muy carbonatada, con una gran cantidad de espuma blanca, cremosa, tupida y persistente. El carbónico se mantiene durante toda la cata, aportando una sensación picante en la lengua.
En nariz cuenta con un profundo aroma a cereal, con notas que nos recuerdan al pan y las galletas. Quizás algo de frutos secos también. En boca es una cerveza muy sabrosa y agradable. Claro predominio maltoso, con el cereal muy rico, sabor también a pan y galletas, un puntito dulce que me recuerda a la miel y con un plus de lúpulo muy sutil que aporta un sabor herbáceo muy rico y agradable y un final de amargor moderado (25 IBU). 5,3%. La botella de medio litraco entra sola. Me costó 2,22€.
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