Sigo mi expansión birruna por tierras teutonas, esta vez de la mano de Weltenburger Kloster, en la que sería su cuarta aparición por el blog. Aparición -dicho sea de paso- patrocinada por mi señor padre, tras una visita a la sección del supermercado de El Corte Inglés de Sabadell. Gracias papi.
Últimamente veo mucho consumo de cerveza industrial sin filtrar. Primero fue la sarda Ichnusa non filtrata hace varios años. El verano pasado en Bolonia la gente de a pie (es decir, cualquiera que no fuera un beergeek) se bebía su botella(s) de medio litrito como si no hubiera un mañana. De manera masiva, allá donde fueres. Aquí está sucediendo algo parecido. Si no ando mal equivocado, primero fue Águila sin filtrar, y ahora se están subiendo al carro varias más.
Como diría un antiguo profesor mío de la universidad: "-Id siempre a las fuentes". Pues eso, que si hay que beber cerveza sin filtrar, vayamos a las fuentes. De los del monasterio de Weltenburger habíamos catado varios ejemplares y hoy le toca el turno a su Kellerbier. Elaborada con dos tipos de malta de cebada (una para Helles y otra para Dunkel) y los lúpulos Herkules, Perle y Tradition. Intuyo que han tomado como base una Helles.
La sirvo en jarra de hoyuelos. Presenta un color entre dorado y anaranjado claro, con la turbidez característica de las Kellerbiers. Bien de carbonatación, le saco una copiosa capa de espuma cremosa, compacta, persistente y de color blanco muy agradable al tacto.
En nariz puedo disfrutar del aroma a cereal y notas de levadura. En boca es una cerveza sabrosa, claramente con predominio de la malta. Buena sensación en boca, con el sabor a cebada muy rico, el plus de la levadura y un toque lupulizado agradable, pero que en amargor se va un pelín de madre.
Teniendo en cuenta el lugar donde la compró, fresca, lo que se dice fresca y bien conservada, no estaría. En cualquier caso, una cerveza muy sabrosa, para beber en grandes cantidades sin cansarse, y que entra cosa fina. 5,0%.
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