Hoy toca birrote. Pero birrote de los gordos. Cosa bestia. Nace fruto de la colaboración entre los ingleses Buxton y los suecos Omnipollo. Ambas cerveceras nos han dado muchísimas alegrías, qué os voy a contar yo que no sepáis ya. Grandiosos los dos.
La Yellow Belly es una cerveza Imperial Stout riquísima y con muchísimos matices. A priori lo que más nos sorprende es su presentación, que hablemos claro, parece un encapuchado del Ku Klux Klan. En la etiqueta interior viene explicado el porqué. Si os pica la curiosidad también podéis leerlo en su ficha de Ratebeer.
Al servirla tiene un aspecto de petrolaco total, pácticamente sin espuma, pero una auténtica bomba en aroma. Colosal. Todo un torrente de café, galletas y frutos secos asciende por nuestras fosas nasales, pero lo mejor de todo es que no lleva ni galletas, ni mantequilla de cacahuete, ni frutos secos. ¡Magia! A mí el olor me sugiere el de las galletas Chips Ahoy, y los más fuerte de todo es que no es una cosa nada sutil, es un olor muy evidente. Lo mismo pasa con los cacahuetes, ¡ahí estan! Es una de esas cervezas para pasarse toda la tarde esnifándola. Lagrimones.
En boca es un cervezote como para poner a la peña de pie. Muy completa, muy sabrosa. Sabor a café -que es lo más evidente- frutos secos tostados (los cacahuetes siguen ahí), chocolate negro puro, nibs de cacao y algo de regaliz muy sutil. Es un pepinaco que entra demasiado bien, y con sus 11,0% gradacos la hacen más peligrosa que organizar una procesión de nazarenos en el Bronx. Cierta sedosidad que nos aporta la lactosa y un saborazo delicioso con final genial. Obra maestra. Un regalazo de mis hermanos por mi cumpleaños, cada año se superan. ¡A su salud!
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