Por fin he dado el paso, me ha costado pero por fin lo he conseguido. Tenía en mente realizar un curso de homebrewing para ampliar mis horizontes birrunos. El proceso de elaboración de cerveza lo había leído en numerosos libros y en algunas visitas a cerveceros que he realizado, a priori todo parece muy sencillo... ¡hasta que te pones con ello! quería ponerme en la piel del maestro cervecero y no solo limitarme a escribir reseñas, quería vivir todas las vicisitudes del proceso y encontrarme con todos los problemas que van surgiendo, resumiendo: aprender de manera vivencial. Por mucho que leas y por mucho que te expliquen nada mejor que experimentarlo uno mismo. Me ha gustado muchísimo la experiencia, la he encontrado riquísima como aprendizaje y la recomiendo a todos los amantes de la cerveza. ¡Debería haberlo realizado hace años!
Este instrumental sí que te da placer, y no el de Christian Grey |
Estas navidades me cayó el regalo más esperado: El vale para el Taller de Homebrewing en Cervesa sobre Tot de Granollers. El curso consistía en: Un primer día de 10:00h a 17:00h donde se realizaba una explicación, molturación, macerado y aspersión, desayuno, cocción, comida y refrigeración. Un segundo día, de 20:00 a 22:00 para el embotellado y un tercer día para la cata y valoración del producto. Todo por 60€. Precio inmejorable.
1er día. Cocinando.
Ori dándole al manubrio de la Moltureitor 2000 |
Sábado 11 de febrero en el año de Nuestro Señor de 2017. Una desapacible y fría mañana invernal nos congregamos el grupo 27 de taller de homebrewing. Oriol y Norma, nuestros anfitriones, nos dan la bienvenida en la tienda, y una vez han llegado los rezagados (en total fuimos 8 participantes) subimos al piso superior donde se va a llevar a cabo toda la actividad.
Ori nos realiza una pequeña introducción de lo que es la cerveza artesana, estilos birrunos y el proceso que se va a llevar a cabo durante la mañana. Nos explica la receta que vamos a realizar -una Extra Special Bitter de estilo inglés- que va a llevar las maltas -si no recuerdo mal- Pale, Cara-Munich, Chocolate y avena, el lúpulo Fuggles y todo nuestro amor. Puede que no sea correcta, es lo que tiene no apuntársela, que uno dice "me acordaré, me acordaré". Gran error. Primera lección del homebrewer, apúntate TOOOOOOOOODO el proceso: ingredientes, proporciones, tiempos, densidades, etc, etc...
Empezamos a molturar dándole al manubrio por turnos hasta que dejamos el grano perfecto para el macerado, nosotros no hicimos muchos litros, pero si tenéis idea de hacer mucha cerveza ya podéis llamar a los colegas para que os ayuden porque es un trabajo duro cuando llevas un buen rato dándole al tema. En nuestro caso no eran muchos litros y éramos 8, así que no fue muy cansino pero sí lo suficiente como para hacernos a la idea de lo costoso que puede ser dependiendo de los litros de cerveza que se tengan pensados elaborar. Una vez tuvimos el grano listo lo metimos dentro de la clásica nevera azul (sí, Ori nos aclaró que no hace falta que sea azul, os la podéis comprar a topos o de cuadros escoceses) y la llenamos con el agua que habíamos estado calentando mientras le dábamos a la manivela. Una vez pusimos el agua calentita dentro de la nevera la dejamos actuar para que el cereal malteado empezase a liberar todos los azúcares. Mientras esto sucedía nos fuimos todos a desayunar, Norma nos había preparado un delicioso desayuno a base de queso, embutido y pa amb tomàquet, y por supuesto las primeras birras de la mañana. Yo quise hacer aprecio al buen hacer cervecero de nuestros anfitriones y opté por la Pou, la Amber Ale de la casa.
Una vez acabamos con el jamercio, siempre con la alarma puesta controlando rigurosamente el tiempo (90 minutos) volvimos a subir a la sala de operaciones para realizar el recirculado y la aspersión con el objetivo de acabar de sacar todo el azúcar posible. Primero utilizamos unas jarras, que íbamos llenando con el grifo de la propia nevera y las íbamos vertiendo de nuevo por encima. Más tarde, para ajustar el mosto a la densidad deseada tuvimos que montar una peculiar cascada de artilugios. Arriba de todo un fermentador con el agua restante, en el medio la nevera azul de marras y abajo la olla donde íbamos a realizar la cocción. Con el uso del brewmate y del densímetro para realizar los cálculos reconozco que me perdí bastante, de manera que si algún día doy el paso de realizar cerveza en casa tengo muy claro que lo haré con alguna persona que lo tenga mucho más por la mano que yo, porque si no podemos liarda parda y que nos salga un ñordo birruno bastante potente, cosa que no me agradaría en absoluto y me frustraría bastante. En este caso Oriol lo tenía muy por la mano y hubo bastantes alumnos que sí se quedaron con la copla de cómo utilizarlos, no fue mi caso pero no creo que sea una cuestión insalvable, no parecía excesivamente complicado.
Una vez acabado el proceso de recirculado y aspersión y realizados los cálculos pusimos la olla al fuego, momento crítico en el que todo el trabajo de una mañana entera se puede ir al peo si tienes un traspiés subiendo la olla al fuego. Afortunadamente no hubo ningún accidente y nos fuimos todos hacia abajo para realizar una de las mejores partes del proceso: la pitanza. Norma nos había preparado unas tostadas de pimientos escalivats, atún y aceitunas y unas ensaladas. El plato principal consistió en un redondo con dos salsas que estaba espectacular. Pudimos comer en abundancia e incluso repetir, todo esto regado con las cervezas que tenían pinchadas en aquel momento. Como postre nos esperaba un orgásmico brownie de chocolate y frutos secos. Nirvana. Os aseguro que nadie se quedó con hambre. Como sobremesa Oriol y Norma nos realizaron una pequeña cata de defectos para que fuese un poco más ilustrativo los posibles problemas que el homebrewer de a pie se puede encontrar a la hora de cocinar cerveza en casa.
Una vez sonó la alarma subimos para añadir los últimos lúpulos y el clarificante (una alga). Debo aclarar que durante toda la cocción estuvimos con la alarma puesta para los momentos clave de la adición de lúpulo.
El siguiente paso, uno de los que más quebraderos de cabeza da a los cerveceros caseros es el del enfriamiento. Yo había leído largo y tendido acerca del tema y no le había dado la suficiente importancia al no haberme encontrado con el problema vivencialmente. La literatura está muy bien pero nada mejor que sufrirlo en tus carnes para comprender las dificultades que podemos tener en casa y evitar así accidentes. Afortunadamente Oriol lo tenía todo controlado con un serpentín más que adecuado para la cantidad de litros que habíamos hecho, que si no recuerdo mal eran 20 litros aproximadamente. Llenamos un recipiente (en este caso fue un fermentador sobrante) de hielo con el serpentín dentro, y se acabó de llenar con agua fría. Con una manguera sacamos todo el mosto de la olla a través de un grifo (si vuestra olla no tiene grifo vais a tener un problema) haciéndola circular por el serpentín hasta depositarse en el fermentador previamente esterilizado. Una vez conseguimos vaciar la olla entera y llenar el fermentador con el mosto frío le añadimos la levadura y aquí finalizó nuestra primera jornada birruna.
2o día. Embotellando.
Empezamos a molturar dándole al manubrio por turnos hasta que dejamos el grano perfecto para el macerado, nosotros no hicimos muchos litros, pero si tenéis idea de hacer mucha cerveza ya podéis llamar a los colegas para que os ayuden porque es un trabajo duro cuando llevas un buen rato dándole al tema. En nuestro caso no eran muchos litros y éramos 8, así que no fue muy cansino pero sí lo suficiente como para hacernos a la idea de lo costoso que puede ser dependiendo de los litros de cerveza que se tengan pensados elaborar. Una vez tuvimos el grano listo lo metimos dentro de la clásica nevera azul (sí, Ori nos aclaró que no hace falta que sea azul, os la podéis comprar a topos o de cuadros escoceses) y la llenamos con el agua que habíamos estado calentando mientras le dábamos a la manivela. Una vez pusimos el agua calentita dentro de la nevera la dejamos actuar para que el cereal malteado empezase a liberar todos los azúcares. Mientras esto sucedía nos fuimos todos a desayunar, Norma nos había preparado un delicioso desayuno a base de queso, embutido y pa amb tomàquet, y por supuesto las primeras birras de la mañana. Yo quise hacer aprecio al buen hacer cervecero de nuestros anfitriones y opté por la Pou, la Amber Ale de la casa.
Siempre que vuelves a casaaa... me pillas en la cocinaaa |
Una vez acabado el proceso de recirculado y aspersión y realizados los cálculos pusimos la olla al fuego, momento crítico en el que todo el trabajo de una mañana entera se puede ir al peo si tienes un traspiés subiendo la olla al fuego. Afortunadamente no hubo ningún accidente y nos fuimos todos hacia abajo para realizar una de las mejores partes del proceso: la pitanza. Norma nos había preparado unas tostadas de pimientos escalivats, atún y aceitunas y unas ensaladas. El plato principal consistió en un redondo con dos salsas que estaba espectacular. Pudimos comer en abundancia e incluso repetir, todo esto regado con las cervezas que tenían pinchadas en aquel momento. Como postre nos esperaba un orgásmico brownie de chocolate y frutos secos. Nirvana. Os aseguro que nadie se quedó con hambre. Como sobremesa Oriol y Norma nos realizaron una pequeña cata de defectos para que fuese un poco más ilustrativo los posibles problemas que el homebrewer de a pie se puede encontrar a la hora de cocinar cerveza en casa.
Una vez sonó la alarma subimos para añadir los últimos lúpulos y el clarificante (una alga). Debo aclarar que durante toda la cocción estuvimos con la alarma puesta para los momentos clave de la adición de lúpulo.
El siguiente paso, uno de los que más quebraderos de cabeza da a los cerveceros caseros es el del enfriamiento. Yo había leído largo y tendido acerca del tema y no le había dado la suficiente importancia al no haberme encontrado con el problema vivencialmente. La literatura está muy bien pero nada mejor que sufrirlo en tus carnes para comprender las dificultades que podemos tener en casa y evitar así accidentes. Afortunadamente Oriol lo tenía todo controlado con un serpentín más que adecuado para la cantidad de litros que habíamos hecho, que si no recuerdo mal eran 20 litros aproximadamente. Llenamos un recipiente (en este caso fue un fermentador sobrante) de hielo con el serpentín dentro, y se acabó de llenar con agua fría. Con una manguera sacamos todo el mosto de la olla a través de un grifo (si vuestra olla no tiene grifo vais a tener un problema) haciéndola circular por el serpentín hasta depositarse en el fermentador previamente esterilizado. Una vez conseguimos vaciar la olla entera y llenar el fermentador con el mosto frío le añadimos la levadura y aquí finalizó nuestra primera jornada birruna.
2o día. Embotellando.
Martes 14 de marzo 20:00 hora zulú. En esta ocasión no hubo tanta asistencia como en la primera sesión al realizarse entre semana, no obstante, hicimos un esfuerzo para desplazarnos hasta Granollers (más duro fue encontrar aparcamiento) después de una dura jornada laboral. Pero todo esto valió la pena para aprender la otra parte del proceso: el embotellado. Sí, porque hacer cerveza no es solo cocinarla y ponerla a fermentar, ¡no! ¡aún hay más!
Durante las semanas de separación entre las dos sesiones Ori nos estuvo vigilando todo el proceso de fermentación a una temperatura controlada. Cuando finalizó la primera fermentación fijó la fecha del embotellamiento y nos preparó todo el instrumental. Afortunadamente nos ahorró la penosa tarea de quitar las etiquetas y limpiar las botellas y nos lo preparó todo limpísimo e higienzado perfecto para su uso.
Antes de embotellar estuvimos preparando el almíbar que permitiría reactivar la levadura. Ori nos explicó que es mejor así que tener que pesar cada vez la cantidad exacta de dextrosa botella por botella, ya que puede ser un desastre total, con botellas ultracarbonatadas y otras con carencia de espuma. Se hace un almíbar calculando la cantidad de dextrosa proporcional a la de litros de cerveza y punto.
Para facilitar el proceso colocamos el fermentador en un lugar elevado. De esta manera fuimos llenando botella a botella hasta vaciarlo por completo. Nos fuimos repartiendo la faena para que todo el mundo pudiese realizar los dos trabajos: llenar las botellas y colocar las chapas ¡fuimos chaperos por un día! Utilizamos dos tipos de botellas, de 33 y 75cl y también diferentes máquinas para chapar, para que viésemos un poco las ventajas e inconvenientes de cada una. Finalmente pudimos llenar 17 botellas grandes y 12 pequeñas, que Oriol se encargó de custodiar durante varias semanas para evitar que a alguien le picase la curiosidad y se la bebiese antes de finalizar la segunda fermentación. Las botellas estuvieron fermentando durante varias semanas y durante ese espacio de tiempo Ori estuvo abriendo alguna botella para ver si ya estaban en estado óptimo. Cuando él consideró que la cerveza ya había llegado a ese punto nos convocó para la tercera y última reunión: la sesión de cata.
3er día. Disfrutando.
El pasado jueves 27 de abril se nos convocó para realizar la cata y repartir las botellas. El objetivo de esta tercera sesión era disfrutar del fruto de nuestro esfuerzo y contrastar opiniones sobre el resultado y el proceso. En mi caso no pude asistir, pero con mis ganas me quedé. No obstante Oriol y Norma me guardaron una botella grande y dos pequeñas que me entregaron tan pronto como aparecí por la tienda.
El resultado lo tuve que comprobar en casa y es el que podéis observar en las fotografías. Una Extra Special Bitter de color tostado y no demasiada gasificación. La verdad es que para ser mi primera birra Chispas me imaginaba que iba a ser un fiasco total. Sinceramente, me esperaba algo mucho peor y me he alegrado bastante al comprobar que el resultado ha sido bastante digno. Es una cerveza de carácter maltoso, con un sabor muy rico a cereal, nada empalagosa (este era uno de mis grandes temores) con el sabor a tostado que le da su rollo y con el amargor final justo. Una cerveza bastante ligera (finalmente nos quedó una graduación de 5,5%), muy bebible, qué queréis que os diga, no es porque la haya hecho yo, que soy el primero que suelo ser bastante crítico, es que el resultado ha sido bastante bueno.
La botella grande desafortunadamente no corrió la misma suerte por un problema de carbonatación. Pese haber hecho el mismo almíbar tanto para las botellas grandes como para las pequeñas, las botellas grandes han tenido un problema de escasez de gasificación. Haberla la había, pero no la suficiente como hubiésemos deseado. El sabor era rico -de hecho el mismo que el de las botellas pequeñas- pero sin embargo con una sensación de estar bebiéndote una cerveza desbravada. Cosas del homebrewing. Pero que vamos, muy mala no estaría porque los del Beer Squad nos la bebimos enterita y no le hicimos ascos. Acabamos con ésta y con todo lo que había en mi nevera de Freigeist Bierkultur.
La valoración del curso por mi parte ha sido excelente. Es una experiencia que tenía muchas ganas de realizar y que ha cubierto con creces mis expectativas. Creo que es una actividad que hay que realizar de manera imperativa si uno es amante de la cerveza, se tenga o no intención de realizar cerveza en casa. En mi caso particular no sé si me pondré, tengo colegas que sí son homebrewers, tal vez algún día me acojan en su seno, pero igualmente si no se tiene intención de hacer cerveza en casa la experiencia es muy ilustrativa y sin duda supera a cualquier libro que puedas leer, por lo que os lo recomiendo completamente. Por último destacar el precio de la actividad, 60€ por todo -en mi opinión insuperable- con tres días de trabajo, el desayuno, la comida y las birras incluídas. Por último felicitar a Oriol y Norma, los mejores anfitriones que uno podría tener, que con su tiempo y dedicación han hecho que el curso se nos hiciera muy ameno y divertido, una auténtica gozada. Sortosamente los voy visitando periódicamente por la tienda ¡Salud!
El resultado lo tuve que comprobar en casa y es el que podéis observar en las fotografías. Una Extra Special Bitter de color tostado y no demasiada gasificación. La verdad es que para ser mi primera birra Chispas me imaginaba que iba a ser un fiasco total. Sinceramente, me esperaba algo mucho peor y me he alegrado bastante al comprobar que el resultado ha sido bastante digno. Es una cerveza de carácter maltoso, con un sabor muy rico a cereal, nada empalagosa (este era uno de mis grandes temores) con el sabor a tostado que le da su rollo y con el amargor final justo. Una cerveza bastante ligera (finalmente nos quedó una graduación de 5,5%), muy bebible, qué queréis que os diga, no es porque la haya hecho yo, que soy el primero que suelo ser bastante crítico, es que el resultado ha sido bastante bueno.
La botella grande desafortunadamente no corrió la misma suerte por un problema de carbonatación. Pese haber hecho el mismo almíbar tanto para las botellas grandes como para las pequeñas, las botellas grandes han tenido un problema de escasez de gasificación. Haberla la había, pero no la suficiente como hubiésemos deseado. El sabor era rico -de hecho el mismo que el de las botellas pequeñas- pero sin embargo con una sensación de estar bebiéndote una cerveza desbravada. Cosas del homebrewing. Pero que vamos, muy mala no estaría porque los del Beer Squad nos la bebimos enterita y no le hicimos ascos. Acabamos con ésta y con todo lo que había en mi nevera de Freigeist Bierkultur.
La valoración del curso por mi parte ha sido excelente. Es una experiencia que tenía muchas ganas de realizar y que ha cubierto con creces mis expectativas. Creo que es una actividad que hay que realizar de manera imperativa si uno es amante de la cerveza, se tenga o no intención de realizar cerveza en casa. En mi caso particular no sé si me pondré, tengo colegas que sí son homebrewers, tal vez algún día me acojan en su seno, pero igualmente si no se tiene intención de hacer cerveza en casa la experiencia es muy ilustrativa y sin duda supera a cualquier libro que puedas leer, por lo que os lo recomiendo completamente. Por último destacar el precio de la actividad, 60€ por todo -en mi opinión insuperable- con tres días de trabajo, el desayuno, la comida y las birras incluídas. Por último felicitar a Oriol y Norma, los mejores anfitriones que uno podría tener, que con su tiempo y dedicación han hecho que el curso se nos hiciera muy ameno y divertido, una auténtica gozada. Sortosamente los voy visitando periódicamente por la tienda ¡Salud!
Sí señor, muy buena actividad y además veo que te ha gustado, ya queda menos para llenar la casa de trastos y botellas vacías jajaja.
ResponderEliminarEs una afición que engancha, y como bien dices, no es lo mismo leerse unos libros que ponerse al lío, la teoría es la misma pero la realidad es otra jejeje.
Un saludo!
jajajaja como entre una bolsa nevera en casa salgo por la puerta jajajaja mi mujer me tiene vetado, a ver si me acoplo a unos colegas que les están saliendo cosas muy chulas ¡Saludos y gracias por tu opinión como homebrewer!
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