Bueno joder, a la tercera va la vencida. Primero catamos su submarca Bruery Terreux, después vino su otra submarca Offshoot y ahora, por fin, hemos conseguido una cerveza de la marca principal The Bruery, que -cosas de la vida- ha sido la que menos me ha gustado de las tres. Estas mierdas suelen pasar.
Teníamos ganas de catar cositas ricas de los de Anaheim, pero siempre nos tiraba para atrás sus desorbitados precios. Ésta no es que me haya salido a precio de saldo precisamente, pero por bastante menos de lo que suelen crujir. La receta es un tanto bizarra: una Imperial Stout con piña y coco. Imperial Stout con coco es un invento que me suele molar, ahora bien, cuando entra en acción la piña aquí la cosa puede patinar. Es como la pizza tropical. ¿Quién cojones se come una pizza con piña? Pues con esto es básicamente lo mismo: ¿Quién cojones le echa piña a una Imperial Stouts? Los mismos que te la van a cobrar a precio de criptonita. Andiamo.
Vertemos el contenido de la lata en el vaso indicado para Stouts cual sidrero asturiano con el objetivo de conseguir una bonita cascada. Vaya si lo conseguimos, solo me ha faltado a Paris Hilton en casa para montar la fiesta de la espuma. Conforme va bajando el tema y se va asentando la espuma nos deja una bonita crema compacta -con algún que otro agujeraco rollo Gruyère- bastante persistente de color marrón claro. La cerveza es un petrolaco bastante denso, de aspecto oleoso y de color totalmente negro. En olfato es una piña colada. Mucha piña, mucho coco, y algo de malta tostada muy de fondo. Tiene su rollo.
En boca es una cerveza con muchísimo cuerpo, densita como para hacer morcillas. No es una cerveza lo que se dice bebestible precisamente. Se me hace muy raro tener en la boca una Imperial Stout y una piña colada a la vez. Se me cortocircuita el puto cerebro. Es una cerveza tostada, maltosa y muy dulce. El sabor de la Imperial Stout no tarda en quedar sepultado por la piña y el coco. A sorbos te viene la piña. A sorbos te viene el coco. En otras ocasiones te vienen los dos juntos. Rica, original, pero reconozco que acaba cansando. Se hace excesivamente empachosa. Para compartir no te digo yo que el invento puede resultar curioso. Ahora bien, si os vais a cascar la lata de pinta americana solos a cara de perro como el que suscribe pues yo de vosotros como que me lo pensaría dos veces. Con una latita de 33cl ya cumplíamos. Me costó 11,89€.
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