Hoy toca Cantillon, una de esas joyitas que no suelen verse, pero que he tenido la suerte de poder adquirir durante nuestro último Zwanze Day en la Masía dels Agullons. Estoy hablando de Sophia.
Al igual que con la Drogone que reseñé hará unos días, se trata de una producción especial elaborada en colaboración con los viñedos italianos de Cantina Giardino. La elaboración es cuanto menos curiosa: El viñedo en cuestión aporta sus uvas de la variedad Greco di Tufo, cuya pulpa se macera durante seis meses en ánfora, y posteriormente se mezcla con una Lambic de dos años. Estamos ante una elaboración excepcional que vaya usted a saber si se volverá a realizar algún día, así que me siento cuanto menos muy afortunado.
La sirvo en la copa del Zwanze, presentando un aspecto muy parecido al de la sidra, entre dorado y amarillento, muy velado. La carbonatación es vivaz, pero la espuma poco persistente. La retención del carbónico es buena y siempre vamos a tener una sensación picante y chispeante en la lengua. En nariz podemos disfrutar de una buena dosis de ácido acético, y podemos apreciar también notas de madera y cuerazo. En boca es una cerveza desequilibrada hacia el lado ácido -claramente la más ácida de las tres que nos abrimos aquella tarde- quizás esa maceración en ánfora le haya dado ese puntito extra, pero al fin y al cabo dentro de lo soportable (o eso o yo me estoy acostumbrando demasiado bien a esta mierda). La uva no muy presente, pero algo de sabor queda entre la acidez y el vinagre. Madera, cuerazo, ese toque añejo... un absoluto delirio. Bastante rica y bebestible al mismo tiempo a pesar de la acidez. Nos costó 27€. 6,5%.
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