Se acerca el veranillo de San Miguel y. como cada año por estas fechas, Montse y Carlos nos abren las puertas de su casa para recibir el evento cervecero más esperado del año para el que suscribe. Último fin de semana de septiembre y parece que finalmente sí, tras un verano con la incidencia Covid descontroladísima y muy ida de madre, finalmente se va a celebrar el Zwanze Day de este año. Se ha hecho de rogar.
Tras el anuncio de la Brasserie Cantillon este verano confirmando los puntos en España, muy poca información nos iba llegando a los adictos a las cervezas de Jean Van Roy. La semana antes Montse Virgili nos anunciaba vía Instagram que ya se podían hacer las reservas a través de una plataforma online. Alivio general. El formato ha sido el mismo del año pasado: aforo limitado, entrada gratuita, reserva previa por franjas horarias y todo al aire libre con las medidas sanitarias oportunas.
A diferencia de otros años esta edición no se ha realizado en el patio de la Masía dels Agullons. Se acondicionó un espacio detrás de la Masía, al aire libre, bastante amplio, con numerosas mesas y rodeados de pinos que nos dieron muy buena sombrita. Echamos de menos el bombardeo de castañas habitual por estas fechas durante el Zwanze. Delante de la Masía se habilitó la zona para comprar la comida, en el almacén se habilitó la mesa donde se podían comprar los tokens y, posteriormente, las botellas, y en un lateral un escenario bajo techado, donde se estuvo pinchando todo el día música y a última hora se tocó música en directo. Delante de la zona musical estaba la barra, este año con quince grifos, trece de ellos de Cantillon. La cerveza especial de este año se llama Parasol y es una Fruit Lambic fruto de un blending de Lambics maceradas con cidros, kumquats y naranjas de Sevilla. A diferencia de otros años no se pudo acceder dentro del edificio. La distribución del espacio fue perfecta, ya que en todo momento se estuvo muy cómodo. Aunque ha habido más afluencia que otros años, la sensación ha sido de tranquilidad durante toda la jornada, sin agobios, ya que el espacio habilitado para las mesas en el exterior era muy amplio.
Nosotros ya podemos considerarnos unos habituales del evento. Tras haberlo disfrutado en todas las franjas horarias posibles, nuestra experiencia y nuestros gustos nos decantan por el primer turno, el de las 12 del mediodía. Por las medidas sanitarias se establecieron cuatro franjas: La primera de 12:00 a 15:00, la segunda de 15:00 a 18:00, la tercera de 18:00 a 21:00 y la cuarta y última de 21:00 a 0:00. Llegamos pasadas las 12:00, escogimos la mesa donde queríamos pasar el día y ya sin dilación nos fuimos a comprar los tokens. Este año estuvo muy bien que hubiera datáfono. Desconozco si en ediciones anteriores lo había, pero yo hasta la fecha siempre he pagado allí en efectivo. De hecho llegamos un poco tarde porque tuvimos que ir a sacar dinero al cajero. Esto va bien saberlo para futuras ediciones. La copa costaba 3€ y cada token 1€. Las cervezas de Cantillon costaban 4€ y las de Agullons 2€. Las cervezas que se pincharon fueron éstas: Lambic, Gueuze, Rosé de Gambrinus, Magic Lambic, Nath, Cuvée Saint Gilloise, Kriek, Camerise, Vigneronne, Saint Lamvinus, Menu Pineau, Lambic d'Aunis y Parasol. De Agullons se pinchó la Sant Joan en versión cask y -si no recuerdo mal- su Stout. Este año me di con un cantito en los dientes porque no hubo Fou' Foune, ni de grifo ni de botella.
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La conga, de Jalisco, ahí viene, arreando |
Íbamos con la esperanza de poder catar la Parasol, ya que el año pasado pudimos beber la cerveza especial del
Zwanze 2020, por lo excepcional de la situación. Este año, en cambio, se ha vuelto a respetar la tradición, y hasta las 21:00 (hora en Bruselas) no se pinchó la cerveza especial del Zwanze 2021. Ese es el punto negativo de acudir a la primera franja.
Lo positivo de ir a la primera hora, y que en mi opinión, me sale más a cuenta, es la de poder ser de los primeros en comprar botellas de Cantillon. Este año se habilitó la venta a partir de las 13:00, y las botellas disponibles fueron: Rosé de Gambrinus, Grand Cru Bruocsella, Gueuze, Cuvée Saint Gilloise, Nath, Kriek, Racine, Sophia, Drogone, Iris, Vinsanto y Menu Pineau. Precios bastante razonables teniendo en cuenta las cifras estratosféricas que suelen verse en algunas tiendas. Para evitar la especulación birruna se limitó a un máximo de cuatro botellas por persona, cosa que me pareció genial.
La jornada estuvo amenizada por Dani y Roc del podcast cervecero "2 birres l'hora", que estuvieron pinchando Reggae durante toda la mañana. Ambiente tranquilo y distendido, mañana apacible, tiempo soleado... los ingredientes perfectos para disfrutar de un gran día a base de Lambics. Lástima que no pinchasen la Parasol por la mañana porque apetecía muchísimo con el solecito que hizo.
Pasadas las 2 de la tarde nuestro cuerpo empezó a pedir algo sólido para tener de cojín para apurar las últimas cervezas de la tarde. Este año la oferta gastronómica menguó un poco respecto al año pasado. Sorprendentemente no hubo ninguna food truck, me extrañó porque la del año pasado funcionó perfectamente y los bocadillos estuvieron deliciosos. Este año hubo un puestecito que vendía surtidos de quesos, otro que vendían bocatas de carne mechada con tomate y pimientos y finalmente un tercero que vendía porciones de pizza y pasteles.
El variadito de quesos estaba muy rico. A destacar el ahumado y el Cabrales. A mí personalmente me encanta maridar quesos intensos con cervezas Lambic, y éstos funcionaron muy bien. El bocata también estuvo bastante bueno, muy jugosito y sabroso. No vamos a entrar en cuestiones de maridajes, cumplió perfectamente con su cometido que era llenar la panza y que no se nos subiese mucho el tema. Y por último los pasteles. Tenían bizcocho de arándanos, crumble de manzana y carrot cake con relleno de crema de coco. Yo me pedí este último, que me pareció riquísimo.
Finalmente, pasadas las tres de la tarde, llegó la hora de partir. No vi demasiada afluencia del segundo turno, pero seguramente la cosa seguramente se fue animando hacia última hora de la tarde, conforme se acercaba la hora de pinchar la Parasol, cosa que no pudimos vivir in situ. Como consuelo nos llevamos cinco botellacas que ya iremos reseñando durante los meses venideros y con las que seguramente os pondremos los dientes muy, muy largos. Tan solo nos queda darle las gracias una vez más a Carlos y Montse por la organización del evento y mandarles un fortísimo abrazo. Espero que nos volvamos a ver el año que viene a poder ser sin restricciones. Ah, y también a poder ser sin que coincida con otros eventos cerveceros. Joder, con la de fines de semana que hay durante el año fueron a coincidir todos el mismo del Zwanze. Yo por lo menos tuve clarísimo a cual de ellos iba a ir, algunos colegas no y acabaron en Molins ¡Qué le vamos a hacer! Esperamos que el año que viene esté la cosa más repartida. Pues nada, hasta aquí la crónica de este año, esperamos con ganas poder dar cuenta de la del siguiente. Solo ha pasado poco más de una semana y ya tenemos ganas de Zwanze 2022. ¡Hasta la próxima!
Balance de daños:
-Cantillon - Menu Pineau. Fruit Lambic elaborada con uva Menu Pineau de la región de Países del Loira (Francia). No muy ácida, supongo que queda balanceada por la uva, con el acético suave. Notas de membrillo, pera y sidra. Un tanto terrosa y muy seca. 6,0%.
-Cantillon - Lambic d'Aunis. Fruit Lambic con uva Pineau d'Aunis de la región de Países del Loira (Francia). Rojiza, afrutada, avinada y bastante acidita. Mucho acético en aroma, en sabor quizás más suave. Muy rica. 6,0%.
-Cantillon - Camerise. Fruit Lambic con frutas del bosque de Quebec (Canadá). Destacan los frutos rojos, con cierto dulzor muy agradable y de acidez moderada. Muy rica. 6,0%.
-Cantillon - Magic Lambic. Me enamoró el año pasado, éste ya iba con tres previas y no la he disfrutado igual, pero aún así una de mis Cantillon favoritas. Mucho arándano -quizás más que la del año pasado- con el acético marcado y el fondo avainillado. Una delicia. 5,5%.
-Cantillon - Saint Lamvinus. Y de uvas va la cosa. Ésta es una Fruit Lambic con uva Merlot. Color rojizo subido, en aroma mucho acético, en boca muy avinagrada, intensa, con el saborazo a cuero y el toque de la barrica, y el punto del Merlot que equilibra en cierta medida tanta intensidad. 7,0%. Con ésta ya empecé a notarme un tanto toñao. 7,0%.
-Agullons - Sant Joan. No quería despedirme del Zwanze sin hacer aprecio a las cervezas locales, máxime cuando te las sirven en cask. La verdad es que venía con muy buena carbonatación, cosa que me sorprendió. American Pale Ale monovarietal de lúpulo Cascade. Muy bebestible, con una buena dosis de lúpulo fresco, que nos aporta notas herbáceas muy refrescantes. Muy rica. Si la encuentro en botella la veréis por aquí reseñada. 5,0%.
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