Hudson Valley es una de esas cerveceras que hace varios años me atrajo a través de Instagram. La apariencia de sus birras sumado a lo brutal de sus etiquetas me llamó mucho la atención. La verdad es que viendo el panorama de lo que llega por aquí de los States enseguida me hice a la idea de que a menos de que hiciese un viaje a Nueva York ya me podía ir despidiendo de catar alguna. Los de Beacon (estado de Nueva York) están especializados en Sour IPAs con adjuntos, Farmhouse Ales, sidras y vinos naturales.
Hace unos días se pusieron a tiro en una tienda online y aprovechando el black friday no me lo pensé mucho. De todo su catálogo lo único que ha llegado a Europa son sus Sour IPAs, así que tendremos que esperar a la próxima remesa (si es que la hay) para ver si podemos hacernos con alguna Farmhouse Ale.
La primera que me he abierto ha sido su Mirrorshield, una Sour IPA elaborada con trigo en crudo, malta de avena, lactosa, lupulizada con Nelson Sauvin y Azacca y con la adición de lichi, manzanilla y lavanda. Como en su Instagram lo sirven todo en copa TeKu he hecho lo propio. Presenta un color entre naranja y amarillo muy vívido y llamativo. La carbonatación no es especialmente abundante. Con mi arte escanciador he logrado sacarle la capa de espuma que aparece en la instantánea, de color blanco y poco persistente.
En nariz es una delicia, ofreciéndonos un festival de fruta de mano del Azacca, que nos da mango, maracuyá y algún que otro cítrico. También apreciamos cierto aroma que identificamos con la acidez que nos vamos a encontrar posteriormente en boca. En una segunda fase olfativa aparece una lavanda muy nítida y con notable presencia, que le da a la cerveza un rollazo brutal. En boca es una cerveza muy sedosa debido a la avena y con mucho cuerpo. Es moderadamente ácida, a mí personalmente esta acidez me patina, aunque queda equilibrada por la lactosa y por el dulzor de la fruta. A mi juicio se podían haber ahorrado la lactosa. No es que sea una cerveza especialmente dulzona, pero en mi opinión no hacía falta. En boca encontramos los sabores cítricos y de fruta tropical que nos da el Azacca. Más adelante, con al cerveza un poquito más atemperada asoma la lavanda, con un sabor demoledor, muy nítido, con el punto justo para que no resulte una sopa de flores. Durante muchos años he tenido en casa una planta enorme de lavanda y tengo su aroma muy presente, y el sabor que le aporta a la cerveza es sencillamente perfecto. El sabor del lichi no se queda atrás. Muy nítido, muy sabroso, en conjunto da una jugosidad y un sabor que es como si estuvieras mordiendo un lichi al natural, es realmente increíble, aquí es donde aparece el Nelson Sauvin, no muy presente, pero sí reforzando ese sabor del lichi con su punto de uva. La manzanilla no la he sabido encontrar. Como cerveza me ha parecido brutal la ejecución, a ratos brillante, aunque con algunas cosas que no me han flipado, me ha sobrado acidez, me ha faltado más bebestibilidad, pero sí que hay que aplaudir que es una de esas cervezas que te vuela la cabeza, que tiene un rollazo y un rocanrol arrollador, y que no te deja indiferente. Que a estas alturas de la IPA te sorprendan de esta manera pues es como para quitarse el sombrero. Clap, clap. 7,0%. Comprada online en Beerdome por 9,44€. Lata de 47,3cl.
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