Lo prometido es deuda, así que sigo con la turrita belga. Otra de las cervecitas belgas que me regalaron mis progenitores (gestante y no gestante) por mi onomástica fue la clásica Duvel. Muchos os preguntaréis cómo es posible que en diez años de blog aún no haya aparecido por aquí. Pues quevolsquitidigui, es que nunca me ha llamado la atención, honestamente.
Botellón de 75cl para redimirse por el retraso. Cerveza Belgian Strong Golden Ale de triple fermentación elaborada con malta de cebada de dos carreras, los lúpulos Saaz y Styrian Golding y la adición de dextrosa antes de la fermentación primaria. Según el Michael Jackson bueno, la podemos tomar fría como aperitivo o caliente (atemperada) como digestivo.
Pues venga, al turrón. La sirvo en copa TeKu y es un festivalaco de la espuma. Hay que servirla con muchísimo cuidado, y aún así hay que ir parando constantemente para que baje la espuma, volver a servir un poquito más, y así constantemente. Finalmente nos queda una cerveza de aspecto claro, de color dorado un tanto pajizo, clarita pero no límpida del todo. La corona de espuma es especialmente gruesa, muy compacta, especialmente duradera, y conforme va bajando, se van formando esas extrañas formas que podéis apreciar en la fotografía, y que al final se te acaban pegando a la tocha.
Acerco el naso para disfrutar del aroma a pimienta y cítricos. En boca, de entrada es una cerveza dulzona, pero sin resultar empalagosa, con matices que nos recuerdan a la miel. Predomina el cereal, el punto de la levadura belga bien marcadete y un final muy amargo. Entra bastante bien para la graducación que tiene (8,5). Peligrosamente bien. El alcohol no se nota nada en sabor, está muy bien integrado, y hay que ir con mucho cuidado si uno no quiere acabar como Las Grecas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario