La escena craft beer en Barcelona es inabarcable. Tras once años de blog aún sigo con un montón de cervecerías, tiendas y restaurantes pendientes de visita. Esto hace unos años me generaba bastante ansiedad. Cada vez que se abría un negocio enfocado a la cerveza artesanal en la ciudad condal me estresaba pensando en qué momento podría visitarlo, a veces pasaban semanas o incluso meses hasta que se producía esa visita, y durante ese lapso de tiempo incluso se iban abriendo otros tantos, incrementando de forma exponencial mi frustración. Bien, ahora me lo tomo con más calma, y mi vida de diletante birruno da para lo que da. Mi última visita cervecera ha sido a la cervecería 15 Taps de Barcelona, y lo que me ha sucedido no me había ocurrido nunca. Va a ser la primera vez que escriba una reseña de un negocio que ha cerrado sus puertas definitivamente. Mientras os escribo estas líneas me acabo de percatar que cerraron permanentemente el pasado fin de semana.
La visita era un planazo. Último día de vacaciones navideñas. Había quedado con un colega para ver la última del Sorrentino en los cines Floridablanca. Como teníamos entradas para la última sesión había que llenar el buche previamente. Servidor ya iba con los deberes hechos, así que ya tenía localizada la cervecería 15 Taps, en la misma calle, a tan solo 2 manzanas de allí. Birras, bocata y peli. Planazo.
Allí nos plantamos, sobre las nueve y media. Al ser un día laborable no había ni el tato, cosa comprensible después de tantos atracones navideños. La gente vuelve a currar y le apetece ensaladita y dieta detox. A nosotros no, es más, nos pasamos el dry january por al arco del triunfo.
La entrada era muy bonita, con un colorido mural que hace las veces de tarjeta de presentación e invita al personal a darle al drinking. En la acera contaban con una terraza donde tomar unas cervezas al aire libre. A mí me encantan las terrazas y disfrutar de mis cervezas artesanales al aire libre, pero hay que decir que en el ensanche de Barcelona esto agradable, lo que se dice agradable, no es. Ruido y contaminación suele ser lo habitual, así que en estos casos prefiero meterme dentro. La entrada venía precedida de un espacio techado pero al aire libre, donde se podía disfrutar de unas buenas birras cobijado del sol, de la lluvia y del ruido barcelonés. Este espacio era bastante agradable e invitaba a sentarse. El interior era bastante ancho y contaba con diferente tipo de mobiliario y espacios. Aunque estaba todo pintado y se veía reformado, no dejaba de ser un edificio antiguo y eso se notaba en algunos aspectos, tanto a nivel visual como funcional del espacio.
A lo que vamos, las birras. Haciendo honor al nombre de la cervecería, contaban con quince grifos rotatorios de cerveza artesanal. En el momento de nuestra visita no estaban todos operativos, pensábamos que estarían esperando al subidón de clientela de los viernes para reponer el género, ignorando completamente que iban a chapar el chiringo a la semana siguiente. Teniendo en cuenta esto es normal que la selección birruna no me pareciera satisfactoria. Pizarra copada por cerveceras inglesas como Moor, Thornbridge, Magic Rock y Northern Monk y un par de catalanas Espiga y Mapache. Joder, me parece cojonudo apostar por la cerveza local, pero de todas las cerveceras de putísima madre que hay en Barcelona, ¿hacía falta meter 3 grifos de Mapache que no los conoce ni su padre? Viendo el panorama me fui a echarle un vistazo a la nevera. La cosa está bastante mustia, cosa que en aquel momento me chocó, pero viéndolo desde la perspectiva actual entiendo muchas cosas. Afortunadamente hay varias referencias de Cyclic, pero al ser en formato 75 no creo que medé tiempo a acabármelas. Descartadas. Por el mismo motivo descarto también la Gueuze de Cantillon y otra de 3 Fonteinen. En el resto de las baldas hay una lata de Buxton, una de Northern Monk y otra de Bevog. Sí hay varias botellas de Gran Vía sin alcohol, y otras tantas de la cervecera polaca Nook. Y ojo, varias latas de la Dark Mild de Cierzo. ¡Adjudicada!
En el tema papeo la cosa pintaba guay. Varias tapas para abrir boca, como patatas bravas, gildas, tablasde quesos, tablas de embutidos, anchoas, choricitos a la sidra, gambas al ajillo, tortilla de patatas, mejillones, ensaladilla rusa, steak tartar y pulpo a la gallega. Ni tan mal. Contaban también con varias ensaladas y burrata. Nosotros apostamos unánimemente por las clásicas bravas.vNo eran ni de lejos las mejores de Barcelona.
Para continuar con la pitanza cuentan con multitud de bocadillos. Algunos de ellos planchados, tipo bikini, donde la especialidad era el bikini trufado. Hamburguesas, pulled pork, bocadillo de albóndigas, bocata de pastrami, y el bocata de porchetta. Hubo unanimidad también en el bocata de porchetta, que hacía muchísimo tiempo que no me zampaba uno y me supo a Gloria. Para acabar la velada contaban con tiramisù, cheese cake y coulant de chocolate. Se nos tiró el tiempo encima y no nos dió tiempo a disfrutar del postre. Iba a decir que otra vez será, pero mucho me temo que no va a ser el caso.
Nos atendió una chica muy maja y amable que estuvo explicándole con paciencia todos los estilos y las peculiaridades de cada una de las cervezas que tenían pinchadas en aquel momento. También fue muy rápida a la hora de servirnos, aunque también hay que aclarar que aquella noche estábamos completamente solos.
He lamentado que no me comentara que estaban a pocos días del cierre, la verdad es que me ha apenado perder un local cervecero en la ciudad, máxime en el barrio de Sant Antoni. No recuerdo exactamente cuando abrieron, pero calculo que rondará un par de años. Bien, espero que tanto propietarios como trabajadores del local tengan más suerte en sus futuras andaduras laborales. Les coloco su correspondiente pin negro en el
Mapa Birruno.
Balance de daños:
-Cierzo - Sleepwalking. Teniendo en cuenta la escasez de cervezas de este estilo que proliferan por nuestra geografía, no quise perder la ocasión, máxime cuando es uno de los estilos que más entusiasmo están despertando en mi interior. Con demasiado cuerpo y demasiada graduación para una Mild, es decir, totalmente fuera de estilo. No me vengáis con Imperial Milds ni mierdas por el estilo porque sería como inventar una Session Belgian Strong Ale, igual de absurdo. Llámala Porter o Stout, pero no me la vendas como Dark Mild. Muy cafetosa, chocolate, y de final amargo. Estaba rica pero honestamente me dio bastante bajón, la verdad. 5,2%. No hubo una segunda ronda porque tuvimos que salir pitando hacia el cine.
15 Taps Floridablanca 108, Barcelona 93 303 73 98
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