4 de julio de 2018

Baladin - Mama Kriek

Durante el pasado mes de noviembre mi sentido arácnido-birruno se activó al pasar por delante de una tienda de productos gourmet italianos. Se trataba de la tiena "Le regione d'Italia" ubicada en Torrent de l'Olla, en el barrio de Gràcia.

Mi sentido no me engañó, allí dentro nos esperaban algunas botellas de 75cl de Birra Baladin, cervecera por la que mi familia y yo profesamos un gran cariño.

Fue una grata sorpresa reencontrarnos con la Mama Kriek -la cerveza Saison con cerezas de los de Piozzo- que tuvimos el gran placer de degustar como aperitivo antes de una espectacular cena la noche de nuestra llegada a Casa Baladin tras 875km en un Peugeot 206.

La botella venía en una cajita de cartón que la protegía del sol pero que impedía leer la etiqueta trasera. Como tenía pinta de llevar allí años muerta de risa le pregunté sin rodeos al tendero cuantos años llevaba allí. El hombre me respondió que unos 2 o 3, por lo que ya me hacía a la idea que fresca, lo que se dice fresca, no iba a estar, no obstante decidí arriesgar pese al precio (creó que me costó unos 9€) para comprobar qué tal le había sentado el añejamiento. No te vas a ver en otra Javier, la Mama Kriek en España es prácticamente imposible encontrar (me comentó Moi del 2D2Dspuma que aún les quedan algunas a buen recaudo, FYI). El caso es que decidí compartirla con unos buenos amigos hace unos pocos días, y al observar la etiqueta trasera indicaba que su consumo preferente era para antes de diciembre 2011. OMG! Escribí a Baladin para preguntar cuando fue embotellada pero no he recibido respuesta alguna.

La primera vez que la bebimos, en abril 2012, era de un intenso color rojizo y poca carbonatación. La recuerdo dulce y con un sabor intenso y delicioso a cerezas. Increíble. Era para soltar los lagrimones. La versión envejecida ha cambiado mucho respecto a la original pero no por ello es menos apetecible, hará las delicias de los amantes de las cervezas Sour. De color rojizo, no tan vivo, con muchísimas partículas en suspensión, no demasiado carbonatada. Al olfato ya nos avisa que nos vamos a encontrar una cerveza ácida. En boca es efectivamente muy ácida -nada desagradable- donde la cereza prácticamente ha desaparecido y dicha acidez aporta un frescor muy agradable en boca. El sabor está muy marcado por la levadura, que se ha comido toda la fruta. Tiene un toque belga delicioso. La cerveza ha ganado en complejidad haciendo de ella una birra colosal. 5,8%.

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