13 de enero de 2021

Ommegang & Liefmans - Rosetta

En mi afán por descubrir cerveceras estadounidenses y ampliar mis referencias del estilo Oud Bruin, fui a comprarme (online) esta Rosetta elaborada con cerezas (según creía yo). En la foto venía una botella con mucho glamour que prometía ser un pepinaco guay. Debí leerme la letra pequeña.

El primer chasco fue que en lugar de recibir la glamourosa botella recibí esta lata. El contenido es el mismo, la cantidad es la misma (37,5cl) pero a mí personalmente me destrempó bastante el tema.

El segundo chasco vino al indagar sobre la cerveza en cuestión en la web de sus creadores, la cervecera Ommegang (estado de Nueva York). Resulta que la han realizado en colaboración con la cervecera belga Liefmans.  Sí, esos que fabrican esa especie de tinto de verano al que hay que añadirle cubitos de hielo llamado Fruitesse. Horreur.

Ya sabéis lo que pienso de las colaboraciones, máxime si vienen de la mano de según quien. Me leo la ficha de la cerveza. Es un blend entre una Oud Bruin (supongo que de Liefmans) y la Cuvee Brut de la misma casa (también conocida como Kriek Brut). Buff, espero que sean como las Lindemans, que entre los siropazos también tienen su gama buena.

La sirvo en copa TeKu. Presenta un color entre cobrizo y rojizo bastante bonito, límpido, sin turbidez ni poso ni partículas en suspensión. La carbonatación es bastante abundante, de burbuja fina, y no tarda en crear una cremosa capa de espuma de color beis. Al olfato nos llega la complejidad de la Oud Bruin, parece que la cosa no va a ir tan mal. En boca la cosa cambia considerablemente. Tiene ese sabor a piruleta, que parece de sirope de cereza, que se carga todo el sabor de la Oud Bruin. Dulce pero sin llegar a resultar empalagosa (menos mal), la balanza se decanta totalmente hacia el lado de la fruta, dejando el ácido láctico en algo testimonial, y el sabor de la malta en algo lejano. Conforme se atempera podemos disfrutar un poquito más de ese sabor característico de las Oud Bruin, algo que creo que debe ser la madera y un toque añejo. En cierta medida me ha recordado a la Rodenbach Alexander. Me sugiere sentimientos contrapuestos. Por un lado tiene ese sabor complejo y añejo tan interesante, pero por el otro el dulzor y ese sabor a sirope en mi opinión arruinan la cerveza. 5,6%. Me costó 6,99€. Os sale más a cuenta comprar tres botellas de la Rodenbach que os he comentado antes.

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